Lloro por este rostro
que nunca ha visto el paraiso
aunque cada noche con desnuda osadia
lo visite en sueños
con mis piernas aún fuertes bien formadas pero
vacías y lentas de viento
por las noches paseo con la niebla
hasta llegar al nido aquel
donde dormía,
donde comía y todo lo daba
¡ay! aquel nido donde mi fertilidad se revolcaba
con las fuertes hojas de tus ramas
donde después te reposaba en verso.
En el éxtasis de interminables juegos
bebías de mi ombligo para volver a nacer
salías por mis ojos como amanecer
tejías tus manos entre mis muslos
hasta hacerlos rendir, liberar, salvar
¡ay! ese olvidarse del ayer
continuamente hablando a cada poro de mi piel
reanimaste mil fuegos...
lograste mis senos hacer crecer
succionaste mis jugos por entero
y seca yo cada día iba felíz hacia la luz
¡ay! por eso lloro por este rostro
que no es el mismo que hiciste edén
cansado ahora de sepultarse entre mis manos
para no verle llover...
Dolor, olvido, redención
ahora me acuerdo del porque...
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