Samstag, Februar 12, 2005

Edén de hielo




Con otros pensamientos me eche a andar fuera de este mundo
allí estábas tú, tú mi silencio, tú mi abierta esperanza
me recomendaste a no creer que en nosotros todo muere
y que encima de toda ésta tristeza existe un cielo doble.
Yo he perdido una tierra y una flor que creció en la luna,
y un desconocido extravío a través de aquél hogar y la memoria
que por los ojos de la noche se colaron, me hicieron ver como a un niño
el hielo que se derrama a sí mismo cuando la hora acaba.
Por cada boca que ha perdido mil palabras hermano,
pierdo ahora yo sólo una que no acaba nunca...
y la busco entre los dioses y el silencioso ruido del otoño
como cuando existía la verdad y vivía allá arriba
como cuando la tarde se enterraba a sí misma en nuestros ojos
regalándonos aquél maravilloso espectaculo, sol, alma, etereo...
con el hombre, la existencia y el ser humano
con éste peso que detiene y contiene mi vacío
y que como tú no tiene nombre alguno
ni raíces tuyas, ni raíces nuestras ni diaria verdad –y verdadera-
tardía realidad al ver como mis palabras aquí mueren...

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