Tengo un libro que cambio cuando estoy cansada,
las noches en Praga regresan a mis paseos
y me adueño de espacios comunes y libres
cantando como campana: uno, dos, tres...
Estuve por ultima vez en tus ojos
hace un verano y ya no recuerdo tu tibieza
sin embargo te se hecha de la más
ilógica fantasía naciente de un deseo.
Ser parte tuya no dice mucho a soñadores
pero si las noches en tus mil palacios,
en tus paisajes de patio en patio,
en las baldosas de la calle "Loretanska"
y en la niebla...
La niebla que recorre mi espalda y no siento frío
con la danza de la muerte que de ella surge
ella y yo bailamos el Réquiem alemán
uno, dos, tres... un, dos, tres, cuatro...
Escucho sus voces, voces dolorosas, desesperadas
de mujeres que consuelan de principio a fin,
un, dos, tres... un, dos, tres...
allí está! llegué al puente de Carlos,
es largo y hermoso; eternamente hermoso.
Llego a la balaustrada entonces soy ella misma
estiro mis brazos, estoy de nuevo en casa,
cierro mi libro, por fin descanso.
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