Montag, März 06, 2006
Apeadero
No hay más aguas para nadar
nos sobran millas de no encontrarnos
y dedos de no tocarnos.
Dos que saben de lejanía
sigen despiertos en lo que hacen y desean
todo lo demás es sueño.
Sueño urgente como el color del río
cristalizado por su propia falta de rostro.
Censura banal, dolor inútil
separados por una nostalgia feróz
ángeles lobos seguimos en equilibrio
sobre la cuerda del ahora
y sin relojes...
Desnudos como signos
ya no hay a quien más engañar
sólo extrañar lo que nunca nos dimos
aquellos zarpazos salvajes
sobre nuestros cuerpos fríos,
despedirse sin rencor,
encontrarnos en nuestros sueños y
de vez en cuando
correr descalzos por entre las nieves.
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